Harper integrada por una madre separada y sus cuatro hijos: Rosa, de
13 años; Janet, de 11; Pedro, de 10, y Jimmy; de 7. La madrugada del
30 de agosto, las camas de Pedro y de Janet, que dormían en la misma
habitación, comenzaron a moverse. Los niños comenzaron a gritar y la
madre acudió inmediatamente en su ayuda. Los niños le contaron a su
mamá que la cama de Jane había comenzado a moverse sola y la mamá
creyendo que se trataba de una pesadilla, los calmó y los acompaño
hasta que volvieron a dormirse.
La noche siguiente el suceso volvió a repetirse; Esta vez fue la Sra.
Harper quien cómo la cómoda de la habitación de sus hijos se movía,
desplazándose unos cincuenta centímetros. Intentó ponerla en su lugar
pero a los pocos segundos, la cómoda volvió a correrse como si tuviera
vida propia. La Sra. Harper acudió a sus vecinos, quienes constataron
que se escuchaban golpes misteriosos, y luego llamó a la policía. Pero
ésta no pudo hacer nada. A la mañana siguiente, casi a la misma hora,
los juguetes de los niños fueron arrojados por el aire como por una
mano invisible. Los vecinos llamaron a la prensa y los redactores del
diario Daily Mirror se pusieron en contacto con la Sociedad de
Investigación Psíquica, la que envió a uno de sus miembros, Mauricio
Grosse, un renombrado ingeniero consultor. Unos días más tarde, Guy
Playfair llegó a Enfield para ayudar a Grosse.
Los lanzamientos y las caídas de objetos prosiguieron en presencia de
ellos. A la casa llegó también una mujer médium y, durante un trance,
afirmó que el encantamiento se había centrado en la pequeña Janet y
que muchas, “entidades” enviaban su energía a las auras de Janet y de
su madre. La llegada de la médium al lugar pareció tener un efecto de
calma sobre la familia y durante unos días las manifestaciones cesaron
casi totalmente.
Durante la noche del 8 de septiembre, Grosse y tres reporteros que
vigilaban oyeron un ruido en el dormitorio de Janet. Al subir a la
habitación, vieron que una silla que estaba ubicada al lado de la cama
de Janet había sido lanzada por el aire unos dos metros. En ese
momento Janet estaba dormida y nadie había visto el movimiento de la
silla. ¡Sin embargo, volvió a ocurrir una hora más tarde… y esta vez
uno de los fotógrafos logró tomar una fotografía del evento.
A fines de octubre, la actividad paranormal había comenzado a tornarse
peligrosa para los habitantes de la casa. Los muebles cambiaban de
lugar, los cobertores de las camas eran arrancados, charcos de agua
aparecían y desaparecían como por arte de magia. Una rejilla de la
chimenea cayó sobre la almohada de Jimmy, muy cerca de su cabeza; Un
radiador de gas fue arrancado de un muro. Incluso sucedían incendios
espontáneos en distintos lugares de la vivienda y se extinguían solos
sin dejar manchas o quemaduras paranormales
Grosse y Playfair trataron de comunicarse con la “Entidad” por medio
de un sistema de ruidos, experimento a través del cual lograron saber
que la fuerza paranormal que allí existía había habitado la casa
durante 30 años. Más tarde, los niños vieron siluetas y sombras en la
casa. Frente a numerosos testigos, la “entidad” zarandeó un poco a las
dos niñitas y dejó un mensaje diciendo que rehusaba partir.
Pensando que el poltergeist podría ser obra de Rosa y de Janet, la
Sociedad de Investigación Psíquica envió esta vez un equipo de
investigadores al lugar de los hechos, pero no lograron encontrar
ningún indicio de fraude. De hecho, quedó claro que todo giraba en
tomo a Janet. Esta presentaba, cada vez más, señales de “posesión”,
tales como convulsiones, trances, etc. En diciembre, el poltergeist
agregó silbidos y ladridos a su panoplia y la entidad, por intermedio
de una voz desencarnada, dijo llamarse Joe Watson. A continuación,
cambió varias veces de voz y de identidad, insistiendo siempre sobre
el hecho de que hablaba por una persona muerta. El poltergeist empezó
a mostrar otros talentos y a atacar cada vez con mayor violencia a
Janet, tratando de estrangularla con las cortinas y persiguiéndola con
un cuchillo que flotaba por el aire. El lugar empezó a tener mal olor,
los dos peces rojos fueron encontrados muertos en su pecera y
aparecieron mensajes obscenos en los muros. Otro médium intervino,
entonces, para “cuidar las auras de toda la familia” y la calma volvió
por algunas semanas más.
Desde entonces, los sucesos sobrenaturales continuaron produciéndose
de forma menos violenta, con apariciones furtivas de distintos
personajes, entre los cuales hubo un doble de Mauricio Grosse. Janet
tuvo que quedarse unos días en el hospital y durante ese tiempo la
actividad del poltergeist desapareció por completo. En cuanto regresó,
sintiéndose mucho mejor de salud, el fenómeno llegó a su fin. Un
médium holandés llamado Gmcling-Mey1ing puso fin, en forma definitiva,
a las manifestaciones luego de realizar, según dijo, una intervención
en el “plano astral”. Finalmente en el mes de abril de 1979, todo
terminó.

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